Becerril consideró que la situación de Ollanta Humala se complica más desde el momento en que este reconoce su voz en diálogos que hacen alusión a hechos ocurridos en Aucayacu, donde se habrían perpetrado violaciones a los derechos humanos. Jorge Ávila aseguró que Humala ordenó que lo torturaran y que asesinaran a su hermana y cuñado en 1992. Luego se retractó.

"Él [Humala] es culpable de haber comprado al testigo, yo no tengo la menor duda", señaló Becerril en diálogo con este Diario.

Hoy Ollanta Humala volvió a negar en conferencia de prensa haber pagado al testigo para que se retracte e insistió en que en su momento el caso fue archivado.

"¡Sale a decir con total descaro que es su voz, pero que es cosa juzgada!", añadió Becerril.

Becerril cuestionó que estos audios recién salgan a luz. "Alguien ha tenido estos audios y los ha tenido cuatro años en su poder, y quien los ha tenido tiene una grave responsabilidad con el país porque ha estado encubriendo delitos graves como es el asesinato", anotó.

El parlamentario espera que el Ministerio Público "empiece a investigar inmediatamente" el Caso Madre Mía porque ahora "hay nuevos elementos".

Redactando mi opinión:

Breve resumen.

El testigo emblema se llama Jorge Ávila. Su hermana y su cuñado desaparecieron cuando el Capitán Carlos estaba en Madre Mía. Otra hermana de Ávila, quien vivía en Lima, denunció el hecho ante la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH). El caso pasó a Fiscalía. Apenas se judicializó, Ávila denunció que estaba siendo amenazado de muerte. Luego retiró la denuncia negando su testimonio. Se le perdió el rastro y meses después, como contó Heidi Grossmann a este útero, Jorge, quien era una persona muy pobre, se compró un mototaxi.

EN CONCLUSION:

Son dos casos distintos. El caso Madre Mía y el caso por la compra de testigos.

Los audios y la confesión del testigo son nuevas pruebas del segundo caso (compra de testigos).

La compra de testigos para tapar un delito es un caso de encubrimiento, el cual tendría una pena de hasta 3 años.

El delito de encubrimiento ya habría prescrito en 2015, puesto que se cometió en 2011.

El en caso de que utilice la confesión de Ávila, los jueces podrían invalidar su testimonio por cambiar tantas veces de versión.

Todo indica que Ollanta Humala, como en en las elecciones con Keiko, se salvará por poquito. No por falta de pruebas, sino por la incompetencia de ciertas autoridades judiciales y policiales.